Vi
como el suelo se quebraba por su sequía.. y las nubes a lo lejos eran
grises cubiertas por iluminados relámpagos, que por momentos parecían
quemar la noche que me rodeaba.
Mis manos, parecían secas,
desquebrajadas… parecían quedar en carne viva… mientras mis lagrimas
caían al suelo sin poder contenerlas… el aire era cada vez más denso,
pesado... dejándome casi sin ganas de respirar… con el pecho
oprimido… con las piernas temblorosas… con el alma hecha cenizas… y un
nudo en la garganta que solo provocaba dolor... un inmenso dolor…
A lo lejos parecías salir de entre las sombras… casi inmóvil… tan
distante… y tus ojos… tan grandes… con lágrimas negras que rodaban por
tus mejillas… y tus labios que un día se habían teñido de un rojo
carmesí… eran en este momento… casi violetas… llenos de una frialdad
asesina… olvidados por el tiempo… secos… destruidos…tus gestos eran
palabras, y tus palabras eran gritos, y tus gritos eran silencio… porque
tu voz… tu voz no salía… no se la escuchaba… y eso hacia infinito aquel
horrible silencio…
Temeroso corría en tu ayuda… intentando
alcanzarte... para que las sombras que te rodeaban no te tocasen… para
que todo lo malo no pudiera arrebatarte de mi lado… para que la
oscuridad no te lleve… pero a cada paso… te alejabas mas y mas… y no
podía tocarte… no podía llegar hasta ti… las piernas me dolían de tanto
correr… y caí de rodillas… mirando como la oscuridad te llevaba… como
las manos negras de la maldad… te abrían el pecho… y tu corazón que era
hermoso… se destruía a medida que lo sacaban de tu cuerpo… y tu me
pedías ayuda… y yo no podía dártela… tus ojos derramaban mil lagrimas
mientras veíamos como tu corazón se hacía negro… y se secaba… hasta que
se hizo polvo en el suelo… y el viento se llevo las cenizas… y con
horror contemplamos como se iban… y desaparecían en el viento…
Me sentí morir.
De rodillas… con las manos en carne viva… con las piernas cansadas…
seguía intentando alcanzarte… no podía rendirme… no podía dejarte ahí…
pero a cada momento… no avanzaba... ahora me hundía… a cada paso… a cada
minuto… me hundía mas y mas… no podía ver tu rostro… lo que habían…
eran solo lágrimas…
Entonces me desperté… con un miedo
terrible… pero ahí estabas tú… y te despertaste al escuchar mi
sobresalto, y sin decir nada… solo me abrazaste y me dijiste al oído:
“fue un mal sueño… eso es todo… te amo… siempre estaré aquí cuando me
necesites... en cada día… y en cada noche... este soleado o nublado...
estoy aquí... por ti… siempre”
y mi sonrisa se dibujo… y mis
ojos lloraban de alegría… de que estés a mi lado… de que me acompañes
siempre, de que por más que pasen mil cosas… por más que el cielo se
abra y la tierra tiemble.. Se que ahí estarás para cuidarme… para
abrazarme… para protegerme…
Agradezco haberte dado mi corazón… para que me ayudes a curar mis heridas, y con el tiempo… ayudes a ahuyentar mis pesadillas…
Y en este momento… MI CIELO SE VOLVIÓ TU SONRISA… COMO SI NADA MAS IMPORTARA
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